miércoles, 7 de abril de 2010

¿Por qué caen las expectativas de la oposición?
La mala lectura de la oposición del reclamo de las urnas le dio oxígeno a un Gobierno que se sentía en retirada y ahora quiere recuperar terreno

Qué pasó que, a poco de andar, la oposición parece no encontrar un rumbo, ni una acción, ni un discurso coherente, mientras el oficialismo parece haberse reencontrado consigo mismo? Después de que parecía que el kirchnerismo era pasado y que de lo único que se trataba era de cuidar que el Gobierno cumpliera sus tiempos y entregará el mando a un opositor, los desaciertos políticos e institucionales del no kirchnerismo parecen haber fortalecido un discurso oficial que encuentra portavoces, no sólo en la propia tropa, sino en líderes de opinión mediáticos a través de programas emitidos no sólo por el canal oficial. La decepción en la acción opositora tiene claras razones. Ésta parece no haberse dado cuenta de dos cosas: 1) Cuál era el mensaje de las urnas 2) Que el oficialismo pasó a la ofensiva para buscar recuperar votos perdidos de los sectores más postergados de la sociedad. Vamos por parte. El mensaje de las urnas del 28 de Junio tiene contenidos distintos según lo emitan los sectores altos y medios o los sectores más empobrecidos. Entre lo más destacado y compartido del mensaje estaba y está: que se necesitan dirigentes que pongan fin a una confrontación que no beneficia a nadie y, mediante el diálogo, encontrar soluciones a los problemas; que hay que ocuparse de resolver los temas que preocupan: seguridad, distribución de la riqueza, bajos salarios, trabajo precario, aumento de precios, violencia, droga; y que hay que prestarle atención a las formas institucionales (preocupación de sectores medios y altos).

En otras palabras, estaba la expectativa de que poniéndole un límite al Gobierno surja un diálogo que permita encontrar soluciones. Sin embargo, la oposición confundió límites y diálogo con intentar, sin éxito, cuestionar decisiones del Gobierno, cambiar las relaciones de fuerzas, casi con la misma metodología que lo venía haciendo el oficialismo y lanzarse a una apresurada discusión sobre candidaturas. Una suma de errores que hacen que mientras el Congreso está paralizado, la oposición caiga en la expectativa pública.

La acción del Gobierno, desde la estatización de las jubilaciones hasta la implementación de la asignación universal por hijo, le permite hablar de ejecución de políticas para el bienestar general y de una oposición carente de alternativas que quiere volver a políticas de ajuste. Ante esto, el discurso opositor carece de envergadura explicativa y de respuestas tanto del “por qué las cosas están como están en el país”, como del “hacia donde quieren ir”. Liderar es marcar rumbos. Un importante sector de la sociedad tiene la sensación de que hay muchas cosas de las que se cansó porque funcionan mal, pero no puede explicar por qué. A nivel de la opinión pública se trata de que las cosas deben cambiar y son los dirigentes los que deben encontrar los caminos del cambio. No les importa el partido ni el candidato, sino el objetivo. La oposición, ni marca rumbos de futuro, ni explica más allá de los temas de la discusión sobre las formas, el por qué pasa lo que pasa. Así, con algunas pocas excepciones, se cuestiona el uso de un DNU para usar reservas, pero no se cuestiona el uso de reservas para pagar deuda. Sobre la situación de una oposición que carece de fuerza para cuestionar las políticas del gobierno, un colega prestigioso como Eduardo Fidanza y un periodista como Carlos Pagni, vienen llamando la atención. Ambos coinciden en que parte del problema es que los dirigentes de los partidos mayoritarios finalmente comparten gran parte de los objetivos del Gobierno, aunque cuestionen las formas de ejecución.

Si bien no hay un cambio abrupto en el clima de opinión pública respecto al Gobierno, el oficialismo parece haber terminado la etapa de desgaste y brega por volver a porcentajes de aprobación pre 28 de Junio para luego ir por escalones más positivos. La debilidad opositora hizo que se pase la idea de que Kirchner no tenía chances presidenciales a preguntarse quien puede asegurar que no puede ganar. La dificultad de la construcción del discurso opositor pareciera radicar en que asumido que China e India seguirán traccionando la demanda de productos primarios y por ende la continuidad del crecimiento del PBI, como dice el economista Luis Rappoport, parece que nadie sabe como resolver la dinámica de un país que continuara creciendo económicamente pero paralelamente genera pobreza e inflación. Esto es, como resolver la generación de trabajo genuino y la resolución del problema social sin que los subsidios a la pobreza sean la única solución.

1 comentario:

  1. Anónimo18/4/10

    COBOS NO ES YA UN TRAIDOR DE LA POLITICA ES UN TRAIDOR DE TODO UN PAIS EN EL COMO ACTUA ES UN CHANTA

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