El fracaso de las políticas de Kirchner y Moreno
Hace unos días el ministerio de la Producción de Santa Fe difundió datos ganaderos que alarman. De la comparación de los datos surgidos de los certificados de vacunación antiaftosa de 2007 y 2009 se puede establecer que en la vecina provincia se ha producido una disminución de 1.130.000 cabezas de ganado vacuno. Si bien en Córdoba no existen datos oficiales en tal sentido se estima que la reducción operada es similar.
Y esto es el signo elocuente del fracaso de una política cortoplacista implementada por un gobierno nacional al que sólo le interesa que el precio de la carne no suba en las góndolas. Está visto que incluso este objetivo no ha podido ser alcanzado con las medidas adoptadas, acentuándose así la crisis.
Ante este panorama, se entiende que será importante la implementación de planes de recuperación ganadera. Pero para ello, los objetivos deberán modificarse un tanto, porque la carne dejará de subir en los comercios cuando la política en esta materia alcance solidez, mantenga previsibilidad y elimine la sesgada mirada que hoy tiene en materia de producción.
No hace falta mucho razonamiento para entender que si el stock ganadero se reduce, la oferta de carne será menor. Y, por lógica económica, el precio tenderá a la suba. Es que el problema de la ganadería argentina actual es la falta de oferta. La población ha crecido en los últimos años, pero la cantidad de vacas es la misma o es mucho menor en algunas zonas como se ha señalado.
La mesa de enlace agropecuaria ha sido clara al respecto. Viene sosteniendo desde hace mucho tiempo que “sin políticas que permitan aumentar el stock y la oferta, seguirá la presión sobre los precios” de la carne, y ha destacado que la aplicación de retenciones no tuvo el efecto buscado por el gobierno. Los dirigentes agropecuarios se han encargado de denunciar que se ha producido una transferencia de ingresos del sector productivo al resto de la cadena de comercialización, que no ha beneficiado al consumidor.
El evidente fracaso de la política ganadera implementada por el gobierno nacional obliga a un replanteo urgente. Se requiere el diseño inmediato de un plan de recuperación del stock vacuno y terminar con intervenciones basadas en una mirada ideológica que no se condice con la realidad actual del sector.
Hace unos días el ministerio de la Producción de Santa Fe difundió datos ganaderos que alarman. De la comparación de los datos surgidos de los certificados de vacunación antiaftosa de 2007 y 2009 se puede establecer que en la vecina provincia se ha producido una disminución de 1.130.000 cabezas de ganado vacuno. Si bien en Córdoba no existen datos oficiales en tal sentido se estima que la reducción operada es similar.
Y esto es el signo elocuente del fracaso de una política cortoplacista implementada por un gobierno nacional al que sólo le interesa que el precio de la carne no suba en las góndolas. Está visto que incluso este objetivo no ha podido ser alcanzado con las medidas adoptadas, acentuándose así la crisis.
Ante este panorama, se entiende que será importante la implementación de planes de recuperación ganadera. Pero para ello, los objetivos deberán modificarse un tanto, porque la carne dejará de subir en los comercios cuando la política en esta materia alcance solidez, mantenga previsibilidad y elimine la sesgada mirada que hoy tiene en materia de producción.
No hace falta mucho razonamiento para entender que si el stock ganadero se reduce, la oferta de carne será menor. Y, por lógica económica, el precio tenderá a la suba. Es que el problema de la ganadería argentina actual es la falta de oferta. La población ha crecido en los últimos años, pero la cantidad de vacas es la misma o es mucho menor en algunas zonas como se ha señalado.
La mesa de enlace agropecuaria ha sido clara al respecto. Viene sosteniendo desde hace mucho tiempo que “sin políticas que permitan aumentar el stock y la oferta, seguirá la presión sobre los precios” de la carne, y ha destacado que la aplicación de retenciones no tuvo el efecto buscado por el gobierno. Los dirigentes agropecuarios se han encargado de denunciar que se ha producido una transferencia de ingresos del sector productivo al resto de la cadena de comercialización, que no ha beneficiado al consumidor.
El evidente fracaso de la política ganadera implementada por el gobierno nacional obliga a un replanteo urgente. Se requiere el diseño inmediato de un plan de recuperación del stock vacuno y terminar con intervenciones basadas en una mirada ideológica que no se condice con la realidad actual del sector.
arriba kisner sos el mejor gobierno de los ultimos 60 años
ResponderEliminar