Finalmente, Luis Juez no llegó a cuatro puntos de ventaja sobre el radical Ramón Mestre, y su lista de diputados nacionales debió conformarse con un menos que discreto segundo puesto para la lista que encabezó el fantasmal Gumersindo Alonso a manos de Oscar Aguad (29,04). Para el ya senador electo, que prometía sucesivamente una ventaja de 20%, 15% y 12%, según se acercaba la fecha comicial, se trata de un triunfo mediocre que lo dejó muy lejos de la soñada victoria automática para la gobernación.
Para colmo, la deslucida victoria fue cediendo votos al radicalismo, su hasta hace poco potencial aliado pero que ahora, sentado sobre estos resultados, se siente nuevamente un partido de poder en la ciudad y en la provincia en 2011.
La lista del gobernador quedó tercera, pero el peronismo festeja que Córdoba derrotó al kirchnerismo.
Luis Juez desata la celebración de un resultado que, al menos, pone en serio riesgo su proyecto de gobernador.
Los delegados del poder K se declaran conformes por haber al menos morigerado, con un diputado nacional, la pérdida de bancas en el Congreso.
La fiesta del radicalismo es la única que tiene razones genuinas. Diez años después de abandonar el poder, el viejo partido encontró el domingo los votos para volver a aspirar a él.
Ninguna elección es tan simple ni admite lecturas únicas. Esa antigua regla de la política fue, después de conocerse los resultados, utilizada hasta el exceso para atenuar el peso de números empeñados en contradecir intenciones.
¿Cómo puede entenderse el empeño por mostrarse indemne de Schiaretti cuando nunca en toda la historia electoral de la provincia un gobierno cordobés había obtenido un resultado tan magro en una elección legislativa de medio término?. El gobernador se consuela diciendo que Córdoba le dio la espalda al kirchnerismo, que además perdió en todo el país, y que se redujo a una ajustada victoria la paliza que prometía Juez hace pocos días.
Por otro lado el triunfo de Juez canceló el vuelo sin escalas a la gobernación, que tanto había prometido con un resultado contundente. El conflicto municipal, convertido en una bomba que su ex amigo y flamante enemigo Daniel Giacomino hizo estallar en el tramo decisivo de la campaña, implicó para Juez su primera pelea con la sombra de sus errores como administrador y le hizo perder votos valiosisimos en la Capital..
Fue asi como casi sin querer, corriendo desde atrás para hacer números suficientes como para luego hacer un arreglo digno con Juez para las elecciones de 2011, los radicales celebraron números que los hacen pensar en ir por todo e insistir en que es mejor estar solos que incómodamente acompañados.
Todo debe ser dicho. Ramón Mestre y Oscar Aguad llegaron hasta aquí por factores externos que operaron con fuerza para mantener al radicalismo lejos de Juez. Esos factores tienen nombre y apellido: kirchnerismo y peronismo. Pero el resultado manda. Y convierte en razón infalible la dura apuesta de seguir ajeno a la tentación de subordinarse a Juez.
martes, 30 de junio de 2009
Una elección en la que todos tuvieron algo que festejar
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