viernes, 17 de julio de 2009

Monólogo nacional (Perdón Tato)
Por Ari Paluch - Periodista



Caminaba por la avenida Santa Fé cuando de pronto me crucé con mi amiga Lilita Carrió, a la que le dije: “Lilita, te están esperando en la Rosada, el Gobierno recuperó el habla, quieren dialogar con vos”. Lo más suelta de cuerpo me contestó que se iba de vacaciones, de hecho me pidió ayuda con las valijas y si era posible que le regara las plantas. Al despedirse me comentó: “si quieren hablar conmigo que por lo menos me inviten a cenar, a las cinco de la tarde ¿qué te pueden invitar? un té con criollitas”.Después de ir a comprar una regadera, me encontré con un viejo político, el tipo no lo podía creer: “Esto parece Argentina año verde”, me dijo, “dialogan con la oposición, convocan al campo, ahora lo único que falta es que la presi no se compre más carteras”.Mientras esperaba el cambio de luz del semáforo, pensé que el ministro del Interior debe tener un psicólogo increíble. No es para menos, hasta hace tres semanas era todo un talibán, y ahora parece un perro faldero, si hasta dicen que cuando habla con la oposición da la patita y mueve la cola.Miré la hora, era cerca del mediodía, no lo podía creer, en lo que iba de la jornada no había escuchado ningún rumor acerca de la salida de Moreno del Indec. A todo esto el ‘napia’ cada vez es más exitoso, después de los papelones de la inflación, ahora tiene su propia papelera, y como si esto fuera poco también maneja la autopartista Mahle. Bueno, “no hay Malhe que por bien no venga”.Intenté avanzar con mi auto por Avenida del Libertador, pero Mauricio Macri disfrazado de guardia urbano me lo impidió: el ingeniero me advirtió que esa zona ahora es el Central Park y que cualquier problema me fuera a quejar a Woody Allen.Aún desconcertado y esquivando ardillas, aproveché para almorzar, me devoré un hot dog con tres pretzles y pagué con un dólar ‘Broda’ que me tomaron a veinte pesos.Al salir de la ‘Manhattan trucha’ entré al concesionario de autos de un amigo, que me recibió desesperado: “No entra nadie, todavía estamos esperando a los tipos que iban a comprar cero kilómetros con el plan del Gobierno”. “No seas ansioso”, le respondí, “peor le fue a los gasistas matriculados que según Cristina irían a miles y miles de casas a instalar calefones y cocinas”.Al llegar a la esquina, un vendedor callejero me ofreció alcohol en gel. Debo admitir que me tentó la oferta, pero desistí de la compra al observar que en la etiqueta decía ‘Help’ en lugar de gel. Socorroooo.Recuperado del impacto, finalmente llegué a casa donde el encargado del edificio me esperaba alborozado. Es que el tipo no lo podía creer, quería llamar a Crónica TV: “Es increíble”, aseguraba, “conozco un tipo que dice haber visto una cajita de Tamiflú en una farmacia”.Llegué a mi departamento pero lejos de relajarme recibí una pésima sorpresa: harta de hacer tareas, organizar torneos de Ludo Matic, cambiar pilas de controles remotos de la Wii y buscar en las ‘cuevas’ entre las mantas, jueguitos truchos de play y dvds de dudosa procedencia de una tal Hanna Montana, la rubia me esperaba atrincherada con un piquete en el balcón.Extenuado, tras una jornada interminable decidí cambiar de aire y empezar una nueva vida en el Calafate. Con los últimos ahorros intenté comprar un terrenito. Caminé hasta la inmobiliaria más cercana, donde muy amablemente los encargados, un tal Néstor y su esposa Cristina, me dijeron que ya no les quedaba más. Derrotado salí corriendo para Anillaco, parece que ahí son más baratos.
Vermú con papas fritas y good show!!!

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